Imagínate que eres una persona a la que le encantan las naranjas, pero odia pelarlas. No es que no puedas pelarlas, sino que se trata de una de esas tareas insignificantes que prefieres no hacer.
Entonces, le pides a tu pareja que lo haga. Según la tendencia actual en internet sobre las relaciones, la respuesta de tu pareja podría determinar si tienes una relación sólida: si esta es algo menos que un sí entusiasta, entonces el amor no es verdadero. Pero ¿será así de sencillo?
Se trata de la “teoría de pelar la naranja”, que sostiene que las pequeñas acciones de consideración que nuestras parejas hacen por nosotros, sobre todo las que representan un inconveniente, son una prueba irrefutable de que se preocupan por nosotros.
Cuando Brenda Garcia de Victoria, Texas, se enteró de la tendencia, su mente se desvió de inmediato hacia otros actos considerados que su pareja hace por ella. Garcia pensó en la manera en que, después de la cena, ella descansa en lugar de recoger las sobras ni bien termina. Y, cuando recuerda que debe guardarlas, su pareja ya lo hizo.
“Con toda seguridad, él podría decir: ‘Bueno, es tu comida’, porque yo soy vegetariana, así que nuestros platos siempre son diferentes”, afirmó Garcia, de 27 años. “Pero hace más de lo que le corresponde y la guarda de todas maneras”.
Si a ella se le olvida llevar su toalla al baño, él siempre le lleva otra sin preguntarle, sabiendo que suele olvidarlo. Por reciprocidad, ella hace limpieza profunda en la casa donde viven o le masajea los hombros después de un día pesado.
En TikTok, los videos que suben los usuarios con la etiqueta #orangepeeltheory (#teoriapieldenaranja) muestran las maneras en las que sus parejas pasan la prueba o no. Una mujer compartió orgullosa que su pareja siempre quiebra para ella las tenazas de cangrejo y le quita las cáscaras, pues a ella le cuesta hacerlo. Otra mujer recordó una ocasión en la que su esposo le retiró toda la sal a sus papitas fritas después de que ella se quejó del sabor.
Aunque el contenido sobre parejas en TikTok tiende a estar supersimplificado y ser sexista, la teoría de pelar la naranja no es dudosa ni novedosa. (Una idea parecida, la llamada prueba del pájaro, también circula en las redes sociales). Este contenido lo único que hace es reforzar la antigua idea de que, en las relaciones de pareja, el hecho de que puedas hacer algo por ti mismo no significa que debas hacerlo.
Don Cole, terapeuta y coordinador clínico del Instituto Gottman, un grupo de investigación de Seattle que ofrece métodos para ayudar a las parejas a fortalecer sus relaciones, aseveró que la teoría le parecía “entrañable”, excepto, por una parte: pone a prueba a la pareja. “Eso parece negativo e inapropiado, porque la idea de los matrimonios de éxito es que no queremos que fracasen”, afirmó Cole.
Si quieres que te pelen las naranjas, pídelo, pero no le pongas trampas a tu pareja ni dejes que eso ratifique la salud de tu relación. Por ejemplo, en lugar de poner a prueba a tu pareja para ver si te prepara un café con leche por la mañana, deberías decir: “Me encanta que me prepares un café con leche por la mañana”, explicó Cole.
Según el Instituto Gottman, eso se llama invitación y pueden ser pequeñas o grandes peticiones verbales o no verbales para conectar y pueden adoptar la forma de una expresión sutil, una pregunta o un contacto físico. Según Cole, conceptos como la teoría de pelar la naranja no deben considerarse pruebas de fuego, pero pueden ser indicadores poderosos del resultado de una relación.
“Las parejas desarrollan estas cosas con el tiempo, la mayoría de las veces sin siquiera pensar en ellas”, añadió Cole. “Simplemente, caemos en estos patrones”.
No obstante, si ninguno de los dos comunica sus necesidades, resulta complicado sentir que “te están pelando las naranjas” como es debido. Amanda Graus, creadora de contenido y diseñadora gráfica independiente que vive en Denver, compartió en TikTok un hallazgo decepcionante: “Siempre soy yo la que le pela las naranjas a todo el mundo, pero siempre he tenido que pelar la mía yo sola”.
“Mi exesposo es un hombre maravilloso y él me pelaba las naranjas, pero no como había que hacerlo”, dijo Graus en una entrevista telefónica.
En una relación posterior, Graus, de 39 años, dijo que su exnovio era todo lo contrario a lo que había sido su esposo. Ella lo llevaba de viaje, le compraba “regalos bonitos” e incluso le ayudó a pagar sus estudios de derecho. También le llevaba café al trabajo y le escribía cartas que escondía en su mochila para que, cuando fuera a clase, tuviera una razón para sonreír, pero él no le correspondía.
En la actualidad, Graus acude a terapia y en lugar de centrarse en las citas, está trabajando en darle prioridad a sus propias necesidades.
“Nunca pensé que me mereciera nada”, dijo, y añadió que, para ella, las naranjas ahora representan centrarse no en los deseos de los demás, sino en los suyos propios.
Gina Cherelus cubre temas de citas, relaciones y sexo para el Times y escribe la columna semanal de citas Third Wheel. Más de Gina Cherelus