¿Hay algo más trumpiano que las zapatillas Never Surrender de 399 dólares presentadas el fin de semana en la Sneaker Con de Filadelfia? De toda la mercadería promocionada por el expresidente y actual candidato a la presidencia Donald Trump y otras entidades relacionadas con él en los últimos meses —las barras de oro (de chocolate), los vinos, las NFT de superhéroes—, los tenis son como una hoja de ruta del sistema de valores y la estrategia electoral de Trump en forma sartorial.
Son unos tenis altos dorados tan brillantes como las lámparas de araña de Mar-a-Lago, con una bandera estadounidense que envuelve el tobillo, algo así como el bosque de banderas que surge detrás de Trump cada vez que sube a un escenario. Tienen las suelas rojas a juego con sus características corbatas rojas (y con la bandera) y quizá como guiño socarrón a los tacones Christian Louboutin y a la semiología del calzado de lujo. Además, tienen una gran “T” en relieve en el costado y en la lengüeta.
Aunque son “atrevidas, doradas y resistentes, como el presidente Trump”, según el sitio web de las zapatillas Trump, y permiten a sus posibles propietarios “formar parte de la historia”, no ofrecen ningún atributo técnico de rendimiento. Aunque tienen una forma similar a las Nike Air Force 1 (¿lo entendiste? ¡Air Force One!), son imitaciones descaradas del original.
Resulta tentador desestimar la oferta por considerarla pura ostentación y publicidad con poca sustancia. Eso es lo que hizo Michael Tyler, vocero de la campaña de Biden, que dijo: “Que Donald Trump aparezca para pregonar unas Off-Whites piratas es lo más cerca que volverá a estar del Air Force One en lo que le queda de vida”.
También es tentador pensar en ellas como la respuesta de Trump a la presencia en TikTok de la campaña de Biden: un esfuerzo por asociarse con lo cool a través de la cultura de las zapatillas deportivas, por no mencionar la energía y el atletismo del modelo “Just Do It”. Pese a que al propio Trump casi nunca se le ve llevando calzado deportivo, ni haciendo mucho ejercicio.
Sin embargo, la mercantilización del momento es más peligrosa de lo que puede parecer en un principio.
Desde el debut de los tenis se han hecho muchas bromas sobre el hecho de que, dados los millones de dólares que se le han impuesto a Trump en multas por sus diversos casos civiles, de alguna forma tiene que ganar más dinero. Y se hizo mucho hincapié en los abucheos que recibió en su aparición en la Sneaker Con. (Para ser justos, la comunidad de amantes de los tenis no equivale al mercado de las zapatillas, ya que no tienen nada de original; es el mercado MAGA).
Es fácil distraerse por lo absurdo de todo esto: ¡un expresidente vendiendo tenis!
Hay tantas formas en que Trump ha desafiado las normas del sistema presidencial que ese mercadeo puede parecer lo de menos. ¿Qué es vender NFT con trozos de una ficha policial frente a la acusación que le valió la ficha policial? ¿Qué es ofrecer colonia Victoria47 de 99 dólares en un frasco dorado con una cabeza dorada de Trump como tapón (otro producto disponible en el sitio web de zapatillas) frente al ofrecimiento de lanzar a los aliados de la OTAN a Rusia como trocitos de carne roja? Además, siendo realistas, no hay forma de que los tenis le brinden un gran impulso financiero al Mundo Trump.
La creación de los tenis está a cargo de una empresa conocida como 45Footwear LLC y, según un descargo de responsabilidad en el sitio web donde se venden, no están oficialmente “diseñados, fabricados, distribuidos ni vendidos por Donald Trump, la Organización Trump ni ninguna de sus respectivas filiales o directivos”. Esa empresa licencia el nombre y la imagen de Trump a una compañía de responsabilidad limitada llamada CIC Ventures LLC, que casualmente tiene la misma dirección que el Trump International Golf Club de West Palm Beach, Florida. El sitio web de los tenis Trump se parece mucho al sitio web de Trump NFT, y al igual que en ese acuerdo, lo más probable es que Trump reciba una comisión por la licencia. Después de todo, él mismo presentó las zapatillas en la Sneaker Con.
A pesar de que el sitio web afirmaba que los 1000 pares de zapatillas numeradas Never Surrender se habían agotado al día domingo, y solo había disponibles el modelo cereza T-Red y las Potus 45 blancas, algo menos emocionantes, a 199 dólares el par, es difícil imaginar una circunstancia en la que las zapatillas signifiquen alguna fuente de ingresos significativa.
Lo que ofrecen es otra cosa.
Al igual que la tendencia de Trump a convertir cada comparecencia en un juzgado en una forma de entretenimiento que puede utilizarse en la campaña electoral, su esfuerzo por mercantilizar su peligro legal es una jugada estratégica a largo plazo. Al reducir sus imputaciones al eslogan de un bien de consumo, está reduciendo su gravedad.
Es una forma de insidiosa trivialización, el tipo de táctica que funciona a la perfección en el paisaje del capitalismo tardío en el que todo es un producto en venta. ¿Esos viejos cargos federales? No son serios; son una elección de estilo. Está transformando las imputaciones en accesorios, un lenguaje que todo el mundo entiende. Cuanto más producto vende, más se burla de su situación. Ahí es donde está la verdadera ganancia.
Vanessa Friedman es la directora de moda y crítica jefa de moda del Times desde 2014. Más de Vanessa Friedman